que ser RADICAL-RADICAL, yo te aseguro que lo soy. Pero a raíz del
símil tan precioso que haces con El Teide, se me ocurre que otra
forma de alcanzar la felicidad es -ni más ni menos- que la
contemplación de la BELLEZA. El placer estético es, para mí, algo
especial, casi sublime. Me llena de sensaciones que poco a poco, van
derivando en emociones difíciles de describir. No hace falta subir al
Teide para lograrlo. Alguna tarde de Otoño, me he quedado prendada
de la luz que entraba a través de ventana de mi cocina. Los colores
alegres de los muebles adquirían un tono más oscuro y cálido. Algún
rayo de luz reflejaba el brillo de un objeto de acero, una cuchara,
un salero que, al contrario de parecer fríos, me hacían sentir un
calor de hogar casi ancestral... Sentir, oír algo más lejos, los
acordes de guitarra en la habitación de mi hijo, mientras compone...
Sentir, recordar el tacto de la piel de mi madre...Sentir, el perfume
de aquellas mimosas, que un día recogí al lado de la carretera...
Sentir, el sabor de un bombón de chocolate y avellana y el de la boca
de quien amo... Todo eso es BELLEZA, emoción que me lleva a la
felicidad
21-3-03