jueves, 8 de febrero de 2024

 


Ja,ja,ja Radical templado !! esas dos palabras son antagónicas. Hay
que ser RADICAL-RADICAL, yo te aseguro que lo soy. Pero a raíz del
símil tan precioso que haces con El Teide, se me ocurre que otra
forma de alcanzar la felicidad es -ni más ni menos- que la
contemplación de la BELLEZA. El placer estético es, para mí, algo
especial, casi sublime. Me llena de sensaciones que poco a poco, van
derivando en emociones difíciles de describir. No hace falta subir al
Teide para lograrlo. Alguna tarde de Otoño, me he quedado prendada
de la luz que entraba a través de ventana de mi cocina. Los colores
alegres de los muebles adquirían un tono más oscuro y cálido. Algún
rayo de luz reflejaba el brillo de un objeto de acero, una cuchara,
un salero que, al contrario de parecer fríos, me hacían sentir un
calor de hogar casi ancestral... Sentir, oír algo más lejos, los
acordes de guitarra en la habitación de mi hijo, mientras compone...
Sentir, recordar el tacto de la piel de mi madre...Sentir, el perfume
de aquellas mimosas, que un día recogí al lado de la carretera...
Sentir, el sabor de un bombón de chocolate y avellana y el de la boca
de quien amo... Todo eso es BELLEZA, emoción que me lleva a la
felicidad
21-3-03

sábado, 3 de febrero de 2024

MUÑECAS DE PORCELANA

 


 

.Parece ser que éste el título de una página Web   (cerrada, ya) en la que las anoréxicas, de todas las edades, daban rienda suelta a la locura que significa ésta enfermedad.  Cuando leí la noticia, no pude por menos de sentir un escalofrío, al ver como,  establecían una especie de campeonatos, con premios incluidos, para ver quien comía menos al cabo del día. Contenía también la página fotos escalofriantes de jóvenes cadavéricas como modelos a seguir por las participantes de dicha página. Y es fácil de comprender que compitieran. Las anoréxicas  tienen una personalidad perfeccionista y competitiva. Son chicas y chicos inteligentes, limpios, ordenados, buenos estudiantes, hijos e hijas modelo, que en su afán de controlarlo todo, sujetan de manera demencial,  hasta el instinto más básico de la supervivencia: el hambre. Tienen un ideal espartano que les lleva a contar las horas de sueño y a vencerlo si hace falta. Practican ejercicio físico desmesurado para quemar las calorías que no consumen. Pero ¿como empezó todo? Qué desencadena en personas que, supuestamente, tienen una vida acomodada, lleguen a éstos extremos? La pregunta, para mí, tiene dos tipos de respuesta. Por un  lado, ésta sociedad en la que imagen es primordial y presiona especialmente a las mujeres para seguir unos cánones de belleza irreal (fea pero delgada) Un desengaño amoroso, un comentario  malintencionado, un conflicto familiar no asimilado  ni resuelto desemboca en ésta flagelación del propio cuerpo. Por otro, existe un toque místico y espiritual en esta búsqueda de la verticalidad: como en los cuadros de El Greco, esa espiritualidad se refleja en cuerpos alargados, casi etéreos, en cara afiladas… Todo comenzó con una dieta y poco a poco llegó a ser una obsesión que devora el cuerpo y la mente, por que el espejo les devuelve una imagen distorsionada, gorda. Ese es uno de los grandes dramas de estas frágiles muñecas de porcelana.