sábado, 20 de octubre de 2012
UN DÍA SIN NADA
Quizás el título del mensaje tenga su filosofía. Algo que siempre me ha llamado la atención es el funcionamiento impenitente de éste mundo nuestro. Pase lo que lo pase: muertes, catástrofes naturales, asesinatos, guerras, hambruna, injusticias…la máquina incansable de la civilización occidental no se detiene ni un segundo, solamente allí donde ocurre la desgracia, el corazón de los más cercanos parece dejar de latir; la pena y la angustia endentecen la mente, borrando por un tiempo un futuro que pierde su razón de ser. Pero la vida continúa, como el teatro, el espectáculo debe continuar y todavía no entiendo el por qué. Todos deberíamos tomarnos un tiempo, sin prisa, para reflexionar, para elaborar el duelo, para tratar de asumir la desgracia, más o menos cercana. Es humano y necesario. Nos lo merecemos
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