A Juanfran y Nacho
Siempre estuviste ahí y yo sólo te intuía. Desde pequeña, buscaba tus ojos azules y negros, marrones y pardos; verdes y rasgados; grandes y redondos con los que me mirabas, casi sin pestañear. Hasta que un día te sostuve en mis brazos. Sentía miedo, eras tan frágil… pero tú me sonreíste y nuestro amor fue para siempre, por que tú eres mi hijo, vosotros sois mis hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario