sábado, 15 de septiembre de 2012

SIN MAQUILLAJE

Terminadas las vacaciones es momento del recuento. Si, del recuento de las emociones vividas, en éste período de asueto en el que yo personalmente, me propuse dejar atrás la ciudad, los horarios y hasta el reloj, para encarar la vida “sin maquillaje”

Al marchar borré la falsa sonrisa rosada de mi barra de labios, quité la falsa expresión del lápiz de ojos, liberé mi melena del castigo diario del secador de pelo; me calzé un pantalón pirata tres tallas mayor, para  sentir que la brisa marina corría libremente entre mis piernas… y así con la cara lavada, tuve tiempo para charlar con amigos y con desconocidos. Y, así, con el rostro limpio, me senté al borde algún acantilado, intentando comprender el lenguaje del mar. En ocasiones, me empapó el agua de una lluvia obstinada, sentí el vértigo de estar más cerca de las nubes que del suelo. Y ahora, en el regreso a casa me parece que hace mucho tiempo que me he ido. No recuerdo los tópicos que sostenían la tesis de mi vida cotidiana. No han sido, éstas vacaciones, un punto y seguido, más bien un punto y aparte de mí vida.

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